El caso del Alumno con Asperger
En un tiempo en que todavía se estaba disfrutando de la inteligencia de una civilización que garantizaba el estado de derecho y bienestar, llegó la llamada “crisis”, y con ella el recorte escalonado de los derechos fundamentales, esos que se creían naturales.
Con todo, había un alumno de primaria, diagnosticado con Asperger, el cual tenía asignado una educadora. Todo parecía fluir, su proceso de educación podía ir completándose y el niño desarrollándose con una educación integradora.
Hasta que llegó el día en el que las leyes cambiaron, redujeron «las ratios» y el menor se quedó sin su apoyo educacional,” invitándole” a cambiar de centro para ir a otro donde iban los niñ@s «como él» y de ese modo darles su súper-educador@, que tenía que atender a varios a la vez.
De ese modo, los padres , tras varios escritos, desestimaciones y reclamación previa, tuvieron que iniciar acciones ante los tribunales de justicia.
Acertadamente, comenzamos con interposición de medidas cautelares urgentes previa a la demanda, con el fin de que pudiera continuar en las mismas condiciones hasta la resolución de la demanda principal, evitando mayor perjuicio al niño.
En este primer acto, fueron estimadas dichas medidas, acordando la suspensión del acto administrativo y la continuación del menor en dicho centro con el apoyo educacional necesario.
Dichas medidas fueron confirmadas después por el Juzgado de lo contencioso-administrativo en primera instancia, pero la sentencia fue recurrida por la Generalitat, a quien finalmente amparó el Tribunal Superior de Justicia de Valencia, revocando la sentencia dictada y desestimando finalmente la demanda de los padres, por un único motivo principal, La Ratio, sin tener en cuenta que dicha ratio no respetaba los mismos principios y valores establecidos por nuestras leyes que contradecía, como es el derecho a la educación en términos de integración, respeto y desarrollo.
Publico el auto de medidas cautelares urgentes ganado por nosotros, por si pudiera ayudar a alguien más, gracias al cual, dicho menor pudo seguir cursando con absoluto respeto de sus derechos, y como la sentencia de Valencia tardó varios años, cuando se dictó, al alumno ya no le hacía falta, acababa de pasar al instituto ( Gracias a la Juzgadora).
Gracias, Gracias, Gracias